Nos dispusimos a pedalear sobre las 09:20 am rumbo a Miramontes, 6 valientes e inocentes ciclistas sin saber lo que nos deparaba la soleada pero fría mañana.
Bajamos hasta "Las Gallegas" y allí enfilamos el cordel hacia el repetidor de teléfonos que hay en la carretera de Madrigal.
Atravesamos un arroyo bastante profundo que libramos sin mojarnos ni una gota.
Una vez cruzado el charcazo y mojados hasta la rodilla (todos menos Ignacio que no se habia ni manchado), continuamos con nuestra aventura pensando que seria la única anécdota de nuestra ruta, nada mas lejos de la realidad, a los pocos metros nos encontramos con otro supercharco que no había por donde cogerlo. Cada uno tiramos por un lado a ver cual era la mejor opcion y nuevamente todos atascados hasta las rodillas incluido Ignacio que se pensaba que no se iba a manchar.
El camino de regreso estaba siendo bastante mas accidentado puesto que "todos" habíamos probado el amargo sabor del barro, bueno todos no, el Sr Oliva inventor de esta ruta todavía no lo habia probado. Cuando, atravesando uno de los charcos buenos, el Sr Oliva se desvió un poco de la rueda de Gonzalo y viendo que empezaba a hacer calor decidió darse un chapuzón tirándose de cabeza a un enorme charco, desapareciendo asi su preciada TREK en el fondo del agua, quedando sólo al descubierto un trocito del cuerno del manillar.
Y ahora si, todos habíamos besado el suelo, el agua, el barro etc...
Seis horas y media después (dos y media mas de lo previsto) llegamos a casa con una señora "tupa" pero con la sensación de reto conseguido, unos con dolores otros con averías.... son las consecuencias de una mañana de autentico MTB .
FIN
PD. Gracias a Víctor por diseñar una ruta tan buena sin ella no tendríamos este relato que contar y estas fotos únicas,
Y al resto, Gonzalo, Ignacio, Chuchi y Javi por una agradable compañía.